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Relato erótico de una noche de sexo con mi primo Sebas



Desde pequeños la relación con mi primo Sebas estuvo acompañado de juegos “inocentes” y de roles siendo él el papá y yo la mamá, y situaciones similares. Luego, yo con 18 años y mi primo con 20 la cosa se fue más al extremo.
La noche en la que sucedió todo yo había aceptado acompañar a mi tía a hacer unos trámites los cuales serían muy temprano por la mañana. Por esto mismo decidí irme a dormir a la casa de mis tíos.
Para ir decidí arreglarme porque sabía que me iba a encontrar con mi primo. Me puse una pollera tuvo que remarcara mi culo grande y además una remera roja que acentuaba mi color de piel bronceado y mi pelo castaño oscuro además esta dejaba ver el pequeño corpiño de encaje negro que llevaba.
Al llegar mi primo abrió la puerta, rubio, alto y de ojos claros lo saludé y noté como se quedó mirando mi cola. Lo dejé y fui a conversar con mi tía sabiendo que esa noche no iba a dormir.
A eso de las 11 mis tíos se fueron a dormir y me tocó dormir en la habitación de mi primo con el, era algo usual por la confianza que había.
Entonces decidí que era momento de empezar a calentar motores por lo que me cambié y me puse una piyama de seda y encaje que ya me quedaba corto.
Me pasé un rato alrededor de él que estaba con la compu y me fui a la habitación sabiendo que me iba a seguir. Me senté en mi cama y en 5 minutos entró y me dijo:
Me encanta como te queda ese piyamita me levanté, me acerqué a él y di una vueltita diciendo gracias.
Me preguntó si tenía ganas de jugar a algo y me agarró de la cintura…
Si obvio traje las cartas, me di vuelta y le apoyé mi cola agachándome para “buscarlas” en mi mochila.
Dale juguemos pero si yo gano me tenes que hacer un favor.
Obviamente le dije que si y empezamos a jugar, yo era superior a él pero lo dejé ganar.
Entonces me dijo:
Te acordaste cuando jugábamos al papá y a la mamá.
Si que chicos e inocentes éramos.
Como prenda te reto a jugar un rato.
A todo esto el se acercaba cada ves más, hasta que me encajó un beso. Yo se lo seguí, me empezó a tocar las tetas y el culo y me sacó mi patana dejándome en mi lenceria de encaje.
Yo le saque su remera y fui bajando, le desabroché el pantalón le saqué la pija afuera del bóxer y empecé a chuparsela. Vi su cara, su disfrute, subí más mi intensidad y vi que si seguía se le iba a escapar un grito y nos iban a descubrir.
Decidí parar y me dijo: date vuelta, lo hice, el hizo que apoye mi cara en en el colchón dejando mi culo perfecto para que me baje la tanga y me empiece a cojer.
Estás mojada primita!
No me dejó ni contestarle y me clavó la verga y me empezó a dar con todo.
Yo trataba de aguantar los gritos pero no podía, tuve que morder el almohadón y mi primo me daba con mas intensidad al punto de que no podía aguantar más y acabó dentro mío.
Al sentir el calor de su leche dentro me corri yo también. Después nos besamos un rato más y nos fuimos a dormir ya que la mañana siguiente yo me tenía que levantar temprano.
Igual prometimos que esa no iba a ser la ultima vez…

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